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PERSONNE N'A SOUFFERT COMME JESUS Ludovic REMAN
todayavril 29, 2025 6 1
Mis amados hermanos y hermanas, fieles oyentes de LouangeFM,
que la ternura de nuestro Padre Celestial y la luz de Su Hijo Yashua (Jesús) inunden sus corazones en esta hora que sabemos solemne. Aquí su hermano Ludovic, tocado por la manera en que Dios se revela a nosotros, a veces de la forma más inesperada.
Hoy quiero compartir con ustedes una reflexión nacida de un testimonio vibrante, una de esas historias que sacuden nuestras certezas y reavivan la llama de nuestra fe, recordándonos con una dulce urgencia que el regreso de nuestro Maestro está cerca.
Título de la Reflexión: Las Sorpresas del Reino: Cuando el Corazón Escondido Responde al Llamado
Vivimos tiempos en los que el Señor nos llama a la vigilancia, no solo sobre los acontecimientos del mundo, sino también sobre los movimientos secretos de Su Espíritu en la vida de quienes nos rodean. ¿Cuántas veces nuestros ojos humanos, tan rápidos para juzgar lo exterior, no perciben la maravillosa y oculta obra que Dios realiza en un alma? El testimonio que inspira esta meditación nos recuerda esta profunda verdad: Dios trabaja mucho más allá de lo que nuestras percepciones limitadas pueden captar.
Imagina por un momento… Una persona querida, a quien conoces desde hace mucho tiempo. Su estilo de vida, sus elecciones, su música parecen trazar un camino lejos, muy lejos de la cruz. La amas, quizás incluso oras por ella, pero una parte de ti tal vez ya la ha dejado de lado, pensando: “No por ahora… quizás nunca.” ¡Somos tan rápidos para evaluar, para catalogar según las apariencias! Pero el Eterno mismo nos dice en 1 Samuel 16:7:
“El Eterno no mira lo que mira el hombre; el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Eterno mira el corazón.”
Y a veces, en medio del ruido del mundo, una melodía se escapa… Una nota de adoración, como ese canto “Cuando Levanto Mis Manos”, que atraviesa el tumulto. Una señal minúscula, casi imperceptible, de que el Espíritu Santo ya está susurrando a ese oído, que la semilla de la Palabra busca una tierra, aunque parezca pedregosa (Mateo 13). Fue una alegría para quien la escuchó, un eco de la esperanza divina.
Luego llega ese sentimiento, tan familiar para muchos de nosotros: el peso de nuestra propia imperfección. Sentirse llamado a ser una luz, un testigo, mientras se lucha contra las propias tinieblas, contra las propias debilidades. Saber que uno debería atraer almas a Cristo, pero sentirse tan lejos de lograrlo… ¡Oh, cuánto puede doler eso! ¡Pero gloria sea dada a Dios, porque Su gracia es más grande que nuestras faltas! (Romanos 5:8). Su plan no depende de nuestra perfección, sino de Su fidelidad.
Y es a menudo cuando nosotros mismos, humildemente, decidimos volver al Padre, ponernos nuevamente bajo Su plena luz, que Dios elige sorprendernos. ¡Qué emoción, qué conmoción profunda, ver a esa misma persona, a quien creíamos tan lejos, sentada allí, humildemente, en el banco de una congregación, buscando el rostro de Dios! (¡Gloria a Dios!) ¿Quién puede escudriñar los combates interiores, las lágrimas vertidas en secreto, los años de lucha silenciosa que precedieron ese paso visible? Nadie lo sabe, excepto Dios.
Por eso la Palabra nos advierte con tanta claridad: “No juzguéis…” (Mateo 7:1). ¡Porque en el Reino de Dios, habrá muchas sorpresas! Como dice nuestro Señor Yashua:
“Así, los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos.” (Mateo 20:16).
Aquellos que quizás colocamos al final en nuestras estimaciones humanas, bien podrían adelantarnos en amor y celo por Dios.
Esta experiencia es una prueba viva, tangible, de que Dios es real, que Su Palabra es verdad, que Él actúa, que Él llama, ¡que Él salva! Es una confirmación brillante de que Su amor busca y encuentra a los que están perdidos. ¡Y qué gozo indescriptible produce esto! Un gozo que hace eco al inmenso júbilo que estalla en el cielo por un solo pecador que se arrepiente (Lucas 15:7,10).
Pero esta dulce sorpresa, mis hermanos y hermanas, en el contexto actual donde los signos de los tiempos se acumulan, es también un llamado solemne y urgente para cada uno de nosotros. Los tiempos son malos, sí, la oscuridad se intensifica. Es AHORA el momento de venir, o de VOLVER, a Dios con todo nuestro corazón, sin reservas, sin compromisos. Es el momento de asegurarnos de que caminamos nosotros mismos en toda Su luz y en obediencia completa a todos Sus mandamientos, incluido Su Santo Sábado tal como Él lo instituyó según Su calendario divino.
Oremos Juntos:
Oh Padre tierno y misericordioso, ¡nuestro corazón rebosa de gratitud ante Tus caminos misteriosos y maravillosos! Gracias por estas sorpresas de Tu gracia que vienen a sacudir nuestra pereza espiritual y despertar nuestra fe. Perdónanos, Señor, por todas las veces que hemos juzgado según las apariencias, por dudar de Tu poder para obrar en un corazón. Abre nuestros ojos para que veamos como Tú ves. Da Tu fuerza a todos aquellos que luchan en secreto por venir a Ti, que combaten batallas invisibles para responder a Tu llamado. Atráenos a todos más cerca de Ti, Señor Yashua. Ayúdanos a soltar todo lo que nos retiene, a arrepentirnos sinceramente y a caminar en una obediencia total y gozosa. El tiempo es corto, prepáranos, santifícanos para Tu regreso inminente. En el precioso nombre de Yashua HaMashiach, amén.
Mis amados de LouangeFM, que este testimonio resuene en ustedes. Dejen de juzgar a sus hermanos, hermanas y prójimos. Oren por ellos con una fe renovada, porque Dios trabaja donde ustedes no ven nada. Pero sobre todo, examinen su propio corazón hoy. ¿Están donde Dios los quiere? ¿Han respondido plenamente a Su llamado? ¡No esperen más! Los “últimos” están respondiendo… No sean de aquellos que, creyéndose “primeros”, quedarán atrás. Arrepiéntanse, vuelvan al Padre, entréguense en una obediencia total a Su Palabra. ¡El Reino está cerca!
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¡Que la gracia y la paz de Dios los mantengan vigilantes y ardientes de amor por Él!
Ludovic REMAN
Écrit par: Ludo
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